De acuerdo con un estudio realizado por Kiel Institute of the World Economy, presentado hoy en la Cámara de Industria y Comercio Argentino-Alemana, sufrirán más las mujeres con altos niveles de formación.
A los pisos pegajosos, los techos de cristal y la brecha salarial, se suma ahora una nueva dimensión para pensar las diferencias que afectan a las mujeres en el mercado de trabajo: el impacto de la digitalización y cómo esto incide en el aumento de la brecha de género entre los y las trabajadoras del futuro.
Esta preocupación, es decir, medir cuál sería el impacto en varones y en mujeres de la tecnología en las rutinas productivas fue la pregunta que orientó el estudio “Efectos de la digitalización en las mujeres dentro de las economías del G20” realizado por Kiel Institute for the World Economy y que se presentó hoy en la Cámara de la Industria y el Comercio Argentino-Alemana, en el marco de la primera ronda de diálogos de lo que será la presidencia de Argentina del grupo de países durante 2018.
Durante la presentación de los avances del estudio, Alina Sorgner, la investigadora responsable, detalló que en las tareas rutinarias, que tienen alto riesgo de digitalización en un futuro (como procesamiento de datos, secretarias y agendas digitales, entre otras), las mujeres no verían afectada su labor dado no se dedican a este rubro sino que la principal ocupación de ellas es en tareas manuales, que demorarán un poco en sentir el impacto.
“En las tareas abstractas, en donde prevalecen profesionales, técnicos y ocupaciones ligadas al management, las tareas serán complementadas por computadoras y se requerirán altos niveles de educación y formación”, dijo Sorgner durante la presentación, y luego detalló que este efecto impactará de manera más negativa entre mujeres que en los varones, y más aún a medida que aumenta la edad de las trabajadoras.
“HAY QUE FOMENTAR EN ETAPAS MUY TEMPRANAS QUE LA TECNOLOGÍA ESTÁ EN TODO”, SOSTIENE ALEJANDRA FERRARO, DE ACCENTURE.
Con respecto a la Argentina, la investigadora señaló que actualmente existen importantes brechas en el acceso de las mujeres a diferentes servicios mediados por la tecnología y fuertemente en lo relacionado a las transacciones financieras y acceso al crédito.
Comparado con el resto de los países en el estudio, la Argentina se ubicó entre los países de la mitad de la tabla, en la que pueden verse importantes desigualdades, y con muchos desafíos por delante en materia de equidad, pero no en los últimos lugares. Sí señaló, sin embargo, que las mujeres argentinas están más orientadas a las carreras tradicionalmente “femeninas” como la educación, la salud y los servicios.
Gloria Bonder, directora del Departamento de Género, Sociedad y Política de FLACSO apuntó sobre esto que “no es que existen paredes de cemento” que impide el acceso de las mujeres a carreras ligadas a la tecnología, sino que “hay una cultura institucional que tiende a desalentar estas vocaciones en en ellas“. “Son microdesigualdades, muy sutiles, y es necesario que las instituciones cambien”, apuntó la especialista.
Esto mismo fue ratificado por Alejandra Ferraro, líder Geográfica de Recursos Humanos de LATAM de Accenture, que detalló que “hay que fomentar en etapas muy tempranas que la tecnología está en todo“. “Tenemos grandes dificultades para encontrar mujeres en carreras ligadas a STEM (Science, Technology, Engineering y Mathematics) porque son mayormente hombres”, indicó.
Según Gloria Bonder, de FLACSO, hay “una cultura institucional que tiende a desalentar” las vocaciones tecnológicas en las mujeres.
Claudia Grosse-Leege, co presidenta de W20 de Alemania, y Hongju Zhao, miembro de la Federación de Mujeres en China y participante del W20 en el país asiático del año pasado, remarcaron que la inclusión de las mujeres en la economía digital resulta fundamental para achicar la brecha de género en el mercado laboral, sobre todo en el acceso de las emprendedoras a financiar sus proyectos.
Ferraro detalló también las brechas salariales que midieron desde su organización. A nivel global, cada u$s 100 que cobra una mujer en el circuito formal, un hombre obtiene u$s 140 por la misma tarea, aunque si se tiene en cuenta la brecha oculta (suplementos pagados por fuera de la remuneración declarada, cargas horarias y otros premios) la diferencia es dos veces y media más: un varón cobra u$s 258.
En la Argentina, las cifras son aún peores: por cada u$s 100 de ingreso declarado por una mujer, un varón tiene ingresos por u$s 240, aunque si se mide la brecha oculta casi triplica el sueldo: u$s 282.
La presentación de los datos se dio en el marco del lanzamiento preliminar del W20, una comisión especial dentro del G20 que se enfoca especialmente en género e inserción de las mujeres en la economía y el poder global.
En la Argentina, por cada u$s 100 de ingreso declarado por una mujer, un varón tiene ingresos por u$s 240, aunque si se mide la brecha oculta casi triplica el sueldo: u$s 282.
En el evento estuvieron presentes Beatriz Nofal, Sherpa argentina del G20; Bernhard Graf von Waldersee, embajador de Alemania en Argentina; Astrid Skala-Kuhmann, directora de Giz; Claudia Grosse-Leege, co presidenta de W20 de Alemania; Hongju Zhao, miembro de la Federación de Mujeres en China y participante del W20 en el país asiático del año pasado y Julia Pomares, directora Ejecutiva de CIPPEC, entre otras autoridades y legisladores nacionales.
La agenda de este año del W20 se centra en tres ejes: la inclusión en el mercado laboral; la inclusión financiera; y la inclusión digital. A partir de ahí se trazó como objetivo reducir 25% la brecha de participación en el mercado laboral entre géneros para 2025; reducir y cerrar la brecha salarial de género y promover la igualdad en la distribución de las tareas de cuidado y el trabajo doméstico.
Fuente: El Cronista