En noviembre de 2017, el telescopio espacial Spitzer de la Nasa fue apuntado hacia Oumuamua (‘Oumuamua), el primer objeto de origen interestelar conocido que visita nuestro sistema solar.
Oumuamua no era lo bastante perceptible para que el Spitzer lo detectara cuando intentó observarlo, más de dos meses después de que el objeto efectuara su máximo acercamiento respecto a la Tierra, a principios de septiembre. Sin embargo, la “no detección” pone un nuevo límite a cuán grande puede ser el extraño objeto. El equipo de David Trilling, de la Universidad del Norte de Arizona, y Davide Farnocchia, de la Nasa, ambas instituciones en Estados Unidos, ha identificado este límite y profundizado en otros rasgos del objeto.
El nuevo límite de tamaño concuerda con lo hallado por un equipo de investigación y presentado públicamente a principios de año, que sugería que la emisión de gases fue la responsable de los ligeros cambios en la velocidad y dirección de Oumuamua cuando fue rastreado el año pasado: los autores de ese estudio llegaron a la conclusión de que el gas expulsado actuó como un pequeño propulsor, empujándolo suavemente. Esa hipótesis dependía de que Oumuamua fuera relativamente más pequeño que los cometas típicos del sistema solar (la conclusión de que Oumuamua experimentaba emisiones gaseosas sugería que albergaba cantidades significativas de gases congelados, como los cometas).
Tras el descubrimiento del asteroide, las observaciones detalladas llevadas a cabo por diversos telescopios en tierra y por el telescopio espacial Hubble de la NASA detectaron la luz solar reflejada por la superficie de Oumuamua. Las grandes variaciones en el brillo del objeto sugirieron que este era muy alargado y que en su dimensión más larga mediría menos de 800 metros.
Pero el Spitzer rastrea a los asteroides y cometas valiéndose de la energía infrarroja, o el calor, que estos emiten, lo que puede proporcionar información más específica sobre el tamaño de un objeto que la aportada por las observaciones ópticas de la luz solar reflejada.
El hecho de que Oumuamua fuera demasiado tenue para que el Spitzer lo detectara establece un límite respecto al área de superficie total del objeto. Sin embargo, dado que una no detección no se puede usar para inferir su forma, los límites de tamaño son presentados en los nuevos cálculos como el diámetro que tendría Oumuamua si este fuera esférico. Usando tres modelos separados que plantean hipótesis ligeramente diferentes sobre la composición del objeto, la no detección del Spitzer limitó el “diámetro esférico” de Oumuamua a 440 metros, 140 metros o quizá tan poco como 100 metros. El amplio rango de resultados surge de las distintas suposiciones acerca de la composición de Oumuamua, lo cual influye en qué grado de visibilidad tendría para el Spitzer en función de un tamaño en particular.
El nuevo estudio sugiere asimismo que Oumuamua podría ser hasta 10 veces más reflectante que los cometas que residen en nuestro sistema solar, un resultado sorprendente, incluso para los autores del estudio.
Oumuamua está de camino hacia el exterior del sistema solar, hallándose ya casi tan lejos del Sol como Saturno, y más allá del alcance de cualquier telescopio disponible.