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viernes 14 marzo 2025

Una anomalía inusual está aumentando en el campo magnético terrestre y podría tener un impacto en las comunicaciones.

CienciaUna anomalía inusual está aumentando en el campo magnético terrestre y podría tener un impacto en las comunicaciones.

La NASA ha revelado la existencia de una “deformación” conocida como la Anomalía del Atlántico Sur, la cual trae consigo una mayor cantidad de radiación cósmica y solar a la superficie terrestre.

Los científicos han confirmado la existencia de una “deformación” en el campo magnético de la Tierra denominada Anomalía del Atlántico Sur (SAA, por sus siglas en inglés). Esta zona, ubicada sobre América del Sur y el Atlántico Sur, presenta una reducción significativa en la intensidad del campo magnético, lo cual permite que más radiación cósmica y solar se aproximen a la superficie terrestre.

En el corto plazo, esta anomalía podría afectar a los satélites y naves espaciales que atraviesen esta región, exponiéndolos a niveles más altos de radiación que podrían dañar sus sistemas electrónicos.

A largo plazo, si la anomalía continúa creciendo, podría tener efectos en las comunicaciones y en las redes eléctricas terrestres, además de aumentar los riesgos para la salud humana debido a la exposición a la radiación.

No solo la anomalía está en crecimiento, sino que también se ha dividido en dos lóbulos, complicando aún más la situación para las misiones espaciales.

Dicha anomalía se atribuye a la inclinación del eje magnético de la Tierra y al flujo de metales líquidos en su núcleo externo, factores responsables de la generación del campo magnético.

Durante los últimos meses, se ha estado informando sobre el “problema” que afecta a una parte del campo magnético de la Tierra.

El campo magnético terrestre es entendido como una “barrera natural” que nos protege de las grandes cantidades de energía y radiación provenientes del Sol. De acuerdo con la revista científica National Geographic, el campo magnético aísla por completo la radiación emitida por galaxias, estrellas y otros cuerpos celestes existentes en el Universo.

El campo magnético de la Tierra desempeña un papel fundamental para la vida en su interior, lo cual nos da una idea de lo catastrófico que sería si algo afectara esta protección natural.

El Gobierno de Estados Unidos ha hecho público lo que ha identificado como una extraña anomalía magnética, la misma a la que han llamado ‘Anomalía del Atlántico Sur’ (AAS).

Según los expertos, esta región amplia justo encima de América Latina ha experimentado una debilitación atípica del campo magnético terrestre.

Aunque ya se tenía conocimiento de esta anomalía, lo que ha encendido las alarmas es que ha crecido un 7% en tan solo cuatro años.

Expertos de la NASA, la Agencia Nacional de Inteligencia Geoespacial y el Centro Geográfico de Defensa han revelado que esto puede tener serias consecuencias para la Tierra.

La “deformación en el campo magnético” que se está produciendo llevará a un daño en los satélites debido al exceso de radiación.

El campo magnético nos protege de dicha radiación, pero a medida que esta anomalía se debilite con el paso de los años, podría convertirse en una entrada por la cual la radiación y la energía solar “pura” logren colarse.

Además, esto podría resultar en la obstrucción de las ondas de radio y causar daños considerables a los satélites, afectando la comunicación e incluso provocando cortes de energía en la Tierra.

Los expertos mencionan que si el campo magnético de la Tierra no existiera, la radiación solar acabaría con la biosfera en unos pocos años.

Science Alert define esta anomalía como una especie de “desnivel en el espacio”, haciendo hincapié en que no se trata de alarmar a las personas con la idea de que hay un “agujero” en el campo magnético de la Tierra.

Si esta anomalía continúa debilitándose, es muy probable que se convierta en un verdadero “agujero” y, aunque por el momento no afecte a la vida en la Tierra, los satélites que orbitan estarán expuestos a las tormentas geomagnéticas del Sol.

Las tormentas solares comienzan en las manchas solares, áreas más frías y oscuras en la superficie del Sol donde los campos magnéticos son particularmente fuertes y retorcidos. Cuando estos campos magnéticos se reorganizan o se cruzan, liberan energía en forma de erupciones solares.

Las partículas solares llegaron a la Tierra el 10 de mayo y desencadenaron una tormenta geomagnética de larga duración, alcanzando una clasificación de G5, el nivel más alto registrado desde 2003.

Además, el 14 de mayo, el Sol emitió una erupción solar de clase X8.7, la más grande del ciclo solar 25.

Las perturbaciones geomagnéticas pueden afectar las redes eléctricas, los satélites y los sistemas de navegación.

Durante la segunda semana de mayo, la última gran tormenta solar iluminó el cielo con auroras brillantes e inusuales, y fue tan intensa que se pudo registrar incluso en aguas profundas del océano.

Los observatorios submarinos de Ocean Networks Canadá (ONC) registraron una alteración temporal del campo magnético de la Tierra a través de sus brújulas magnéticas.

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