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De un proyecto innovador a un modelo de sostenibilidad: transformación del Laboratorio de Hemoderivados

Hace poco se celebró el sexagésimo aniversario de la creación del Laboratorio de Hemoderivados de la UNC. Es interesante recordar cómo una simple idea se convirtió en un modelo a seguir.

Hubo un tiempo en que en la República Argentina gobernaba un presidente que escuchaba a los científicos y profesores universitarios. Hubo un hombre que ejerció la primera magistratura del país con el coraje para poner la piedra basal de un proyecto disruptivo y para utilizar los fondos reservados de la Presidencia para apuntalarlo. Y a lo largo del tiempo hubo coherencia y capacidad para ver hacia adelante.

El Laboratorio de Hemoderivados de la Universidad Nacional de Córdoba cumplió 60 años. No es un hecho menor en un país como Argentina, donde no prevalece la visión a largo plazo de los dirigentes ni de los actores de la sociedad.

Ese ente logró materializar la idea original y se consolida como un ejemplo de lo que se podría hacer y todavía, en muchos aspectos de la vida institucional y social del país, no logramos instalar y sostener. Algo tan “simple” como tener una idea, desarrollarla, y hacerla sostenible en el tiempo.

En diálogo con elobjetivo.com.ar el presidente del Directorio y director ejecutivo del Laboratorio de Hemoderivados, Héctor Tavella, habló sobre el pasado, el presente y el futuro de la institución.

“Un grupo de profesores de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Córdoba le lleva un proyecto al presidente Illia en el ’64. El 21 de mayo de 1964 el presidente Illia decide apoyar este proyecto y dicta un decreto por el cual asigna fondos reservados de la Presidencia de la Nación para impulsarlo. Fue la única vez que Illia usó los fondos reservados de la Presidencia y el proyecto era la construcción y puesta en funcionamiento de una planta de procesamiento de proteínas plasmáticas en Córdoba. Así surge el proyecto de Hemoderivados”, recordó Tavella.

Héctor Tavella. Foto: unc-hemoderivados.com.ar

Sobre el por qué embarcarse en el proyecto, el titular de Hemoderivados precisó: “El fundamento fue que Argentina y toda Latinoamérica dependían de fármacos derivados del plasma humano, ya que todos se importaban en ese momento”.

A partir de esa decisión vino lo demás. Tavella explicó: “Después de este decreto Illia apoya y hace propio el proyecto. Esto lleva mucho tiempo y asignación de recursos, porque la Universidad tuvo que poner recursos para que se construyeran las instalaciones, se equipara, se hicieran los servicios, se designara gente para que pudiera realizar el proyecto”.

Y llegó el momento clave, que el presidente del Laboratorio de Hemoderivados repasó: “Diez años después, en el 1974, el nuevo Laboratorio logra producir su primer producto, que fue en ese momento albúmina humana. A partir de ahí, y con el paso de los años, el Laboratorio fue aumentando su capacidad productiva y diversificando los productos que hacía”.

Respecto al valor de este proyecto, Héctor Tavella enumeró: “Primero, el Laboratorio es un laboratorio universitario público, que está basado en el hecho de que es público, es decir tiene una finalidad social. La segunda cosa es que es universitario, quiere decir que está consolidado en base a la innovación y a los recursos humanos que el Laboratorio tiene, que son de alta especialización, y que indudablemente abreva en el hecho de estar en la Universidad Nacional de Córdoba dentro de un campus universitario. Quiere decir que permanentemente se nutre de los graduados y se nutre de los proyectos de investigación y de los saberes de las distintas Facultades o Institutos que hay en la Universidad”.

Al afianzarse la propuesta original, comenzó la etapa de expansión, sobre la que el director ejecutivo apuntó: “Con el paso del tiempo el laboratorio comenzó a producir gammaglobulina intramuscular, primero general; después inmunoglobulina endovenosa humana. Luego comenzó con gammaglobulinas específicas, como antitetánica, etcétera. Luego incorporó procesos cromatográficos, productos como antitrombina, complejo protrombínico, o factores de coagulación como el factor 8 plasmático. Y en el año 2001, a partir de la crisis del 2001 y la detección de la necesidad de suministrar inyectables hospitalarios de bajo nivel a los hospitales públicos, comenzó a trabajar con inyectables hospitalarios no plasmáticos. Es decir, fármacos no plasmáticos no derivados de la sangre, que fue la segunda línea que incorporó. Línea que fue creciendo con el tiempo y, en la pandemia de Covid, permitió al Laboratorio proveer 1.600.000 dosis de dexametasona inyectable al Programa Remediar del Ministerio de Salud de la Nación con destino todos los hospitales públicos del país, y eso fue lo que se usó en los internados. Después se avanzó con otro proyecto, que es la línea de tejido humano, que comenzó con huesos, hasta tener en este momento una línea de huesos liofilizados en polvo que están registrados como producto médico. Luego huesos frescos, y luego otros tejidos humanos, en una planta de tejidos que en este momento estamos ampliando. Y que, como bien digo, fue incorporando tendones, matriz ósea, membrana de colágeno de origen humano, y que se realiza con un equipo de ablación cadavérica propio”.

Foto: Archivo.

El futuro está llegando para el Laboratorio y eso se refleja en las acciones en marcha. “En este momento estamos ampliando la planta para producir un producto nuevo, que se trata del líquido de conservación de órganos para el trasplante, que se desarrolló a pedido del INCUCAI y el ECODAIC. También este año pudimos escalar para entrar en producción permanente de la inmunoglobulina subcutánea, que tiene la ventaja en la forma de administración. A diferencia de la endovenosa, que implica llegar al paciente a un centro de asistencial; esta puede ser aplicada in situ por una enfermera o incluso por alguien de la familia entrenado, lo que mejora claramente la calidad de vida de los inmunodeprimidos, sobre todo del niño o persona de la tercera edad”, enunció el director.

“El Laboratorio tiene un modelo en la parte de hemoderivados que funciona con la recepción y captación del plasma proveniente de las donaciones de toda la red de Bancos de Sangre de los 24 distritos de Argentina, y tenemos convenio con los gobiernos de Chile, Paraguay, y Uruguay”, detalló Tavella.

“La operatoria, que recibió el Premio del año 2018 de Naciones Unidas de Modelos Sustentables, consiste en que nosotros tenemos una red de camiones refrigerados, monitoreados satelitalmente, que se envían a los 24 distritos del país, a Chile, Paraguay, Uruguay, y estamos avanzando con Bolivia para incorporarla. Estos camiones traen el plasma y se retribuye mediante medicamentos en el caso de los países limítrofes, o de medicamentos o insumos dentro del territorio nacional. Es un mecanismo de trueque y los excedentes productivos del laboratorio se venden a través de una red distribuidores por los mecanismos comerciales habituales a la industria farmacéutica”, puntualizó.

“Esto es importante porque los países limítrofes reciben medicamentos que son producidos a partir del plasma de su propia población, el valor agregado es que la matriz inmunológica de cada país o regiones diferentes indudablemente. No es lo mismo una inmunoglobulina hecha con plasma de individuo del sudeste asiático que tienen una serie de enfermedades que lo que puede haber en Uruguay que tienen una matriz inmunológica propia de Uruguay o sea, una respuesta de enfermedades que no son las mismas que las del sudeste asiático, por eso es un gran valor agregado para los países”, destacó.

Foto: revistas.unlp.edu.ar

En tiempos agitados para las finanzas, Héctor Tavella resaltó otro de los valores del Laboratorio de Hemoderivados: “Hay que destacar que el laboratorio de Hemoderivados no recibe el presupuesto del Estado nacional ni universitario, sino que se autofinancia. Abona sus salarios, sus gastos, la materia prima, los insumos de todo tipo, los servicios, las obras, las inversiones, los proyectos, con fondos que surgen de su propia operatoria. Y también el hecho de pertenecer a una Universidad y la gran calificación de su personal. El alto nivel de identificación con el Laboratorio y con la Universidad ha sido un elemento claramente fundamental para que se pueda mantener un proyecto como este, 60 años, en un país donde no abundan los proyectos de largo plazo exitosos”.

La historia indica que no siempre se pudo autofinanciar, pero lo valioso fue que el proyecto se sostuvo hasta el presente. “Arrancó con los fondos que dio el presidente Illia, pero la Universidad tuvo que invertir dinero, tuvo que pagar sueldos, que pagar costos, y gradualmente con el paso del tiempo el Laboratorio se fue haciendo autofinanciable hasta la sólida posición que tiene actualmente, con un sistema en funcionamiento que hace que el laboratorio se pueda mantener solo”, enfatizó el responsable del organismo.

“Nosotros, al no recibir presupuesto estatal, no somos vulnerables en este momento a reducciones presupuestarias, lo que es una ventaja comparativa muy importante porque en todos los avatares y cambios de política que ha tenido nuestro país el Laboratorio siempre pudo seguir adelante, con una conciencia de la Universidad en el sentido de la importancia que era tener esta institución”, remarcó Tavella.

Foto: unc-hemoderivados.com.ar

“Actualmente en el Laboratorio trabajan, si incluimos a becarios pasantes, cerca de 370 personas. Es un número importante y es realmente notable el hecho de que sea un proyecto sustentable. No todos son profesionales, tenemos operarios, o sea, lo que tratamos de hacer es calificar lo más que se pueda  a los operarios. El Laboratorio fomenta la formación de todos los niveles de su personal, así es que permanentemente tenemos gente que alcanza títulos de posgrado, hay tesis que se han realizado dentro del Laboratorio. Tenemos becarios y también fomentamos todo tipo de capacitación que realice nuestro personal, porque nuestro personal es el valor agregado competitivo”, valoró.

El Laboratorio de Hemoderivados parece una isla en medio de aguas turbulentas. Pero es a la vez un faro que ilumina el camino a seguir para una sociedad y un país que apenas logra que la embarcación que tripula pueda mantenerse a flote.

Etiquetas: hemoderivadosUNC
Redaccion Córdoba Times:
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