El partido de fútbol entre el Real Madrid y Barcelona se jugará esta tarde en medio de un megaoperativo de seguridad sextuplicado respecto del número habitual de agentes debido a los atentados de la última semana en París.
Extraña víspera del Real Madrid-FC Barcelona. La magnitud del dispositivo de seguridad por el estado de alerta después de los atentados jihadistas del viernes 13 en París opacó la expectativa por el fútbol, incluso cuando sea el clásico en el que podría regresar Lionel Messi después de dos meses de lesión y en el que está en disputa el liderazgo de la Liga.
El gobierno español se propuso convertir el Bernabéu en una fortaleza. “Será el lugar más seguro del mundo. No hay nada que temer”, prometió ayer Concepción Dancausa, la funcionaria del Ministerio del Interior encargada de coordinar el operativo para esta tarde.
Jamás se desplegó tanta vigilancia en un partido de fútbol en España. Habrá 1100 policías afectados -menos que en un Boca-River, pero el doble de lo habitual en un Madrid-Barça- y el club local colocará 1400 guardias de seguridad, además de la movilización de los servicios médicos, bomberos y defensa civil.
El operativo consistirá en tres anillos de seguridad, 200 metros en derredor del estadio, en los que habrá cacheos exhaustivos. Además, en todas las puertas habrá custodios privados acompañados de policías. “Revisaremos hasta el bocadillo, literalmente”, dijo Dancausa, en referencia a los sándwiches que los hinchas españoles suelen llevar a los partidos.
La intención del gobierno es que sólo gente que tenga entradas pueda acercarse al Bernabéu. El club informó ayer a los cerca de 2000 periodistas acreditados que deben retirar sus credenciales por la mañana, algo inusual, para evitar complicaciones con la policía.
La vigilancia se extenderá al Metro de Madrid, que llega hasta el frente de la cancha, para prevenir incidentes en los medios de transporte. Los cortes de tránsito serán mucho mayores que en un partido común. El estadio quedó blindado y vacío anoche. Los empleados sólo podrán entrar hoy en el recinto después de pasar un control de huellas digitales.
En España rige un nivel 4 de alerta antiterrorista. Durante toda la semana se especuló con la posibilidad de que el gobierno lo elevara a 5, el máximo, lo que implicaría el despliegue de las Fuerzas Armadas y obligaría a suspender todos los eventos de concurrencia masiva.
Los dos clubes estuvieron en permanente contacto con el Ministerio del Interior, a la espera de una decisión que alterara los planes. Están muy frescas las cancelaciones de los amistosos de esta semana entre Bélgica y España, en Bruselas, y entre Alemania y Holanda, en Hannover, por temor a ataques islamistas. La masacre de París empezó nada menos que en las afueras del Stade de France, de Saint-Denis, cuando tres kamikazes de Estado Islámico se volaron en pedazos mientras se jugaba un Francia-Alemania.
A nadie le suena descabellado que los terroristas intenten un golpe durante el Real Madrid-Barça, el duelo de clubes de mayor repercusión global. Pero el gobierno de Mariano Rajoy se preocupó en las últimas horas por combatir el pánico. “No tenemos que vivir con miedo. Tenemos que defender nuestros valores, ir al estadio y disfrutar de un partido con repercusión internacional”, dijo ayer la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría.
Fuentes oficiales recordaban que incluso cuando ocurrieron los atentados islamistas del 11 de marzo de 2004 en los trenes de Madrid -casi 200 muertes- se jugó igual la fecha de la Liga prevista para el fin de semana siguiente.
El Bernabéu fue objetivo terrorista en 2002, cuando ETA hizo estallar un coche en los alrededores poco antes de un clásico con el Barça por la Champions. No hubo víctimas mortales. Tres años después el estadio fue desalojado por una amenaza de bomba en un partido entre el Real Madrid y la Real Sociedad.
A los algo más de 80.000 personas que asistirán al Bernabéu se les pide que lleguen dos horas antes del partido (empieza a las 18.15 de Madrid) para evitar aglomeraciones ante los controles policiales. En España es habitual que los estadios se llenen en los últimos 20 minutos.
Casi no habrá hinchas visitantes. Eso sí es habitual. Se espera a 800 seguidores del Barça, que deberán entrar primero. Las puertas se abrirán con dos horas de antelación. A los catalanes sólo se les advirtió que no podrán ingresar con banderas independentistas; un conflicto que parece risible ante el tamaño de la amenaza latente.
Una TV para 600 millones y la presencia de Messi
El grupo de comunicación Mediapro, a cargo de la transmisión del partido, estimó que el clásico podrá ser visto por 600 millones de televidentes, de 170 países. Mediapro contará con una unidad móvil de 12 cámaras en 4K (televisión digital de calidad de imagen dos veces superior a la que se suele ver habitualmente), con un despliegue de 400 profesionales, entre productores, realizadores y técnicos y un total de 37 cámaras dentro del estadio Bernabéu.
La mayor incógnita del clásico está puesta en la presencia de Lionel Messi. El delantero resolverá una hora antes del partido si será de la partida o estará en el banco de los suplentes, ya recuperado de la rotura del ligamento colateral interno de la rodilla izquierda sufrida el 26 de septiembre pasado ante Las Palmas, por la 6a fecha de la Liga española. “Son buenas noticias, juegue o no juegue Leo Messi. Prefiero que juegue, pero la gran noticia es que está recuperado”, dijo Luis Enrique. Y agregó: “Es evidente que no va a estar al 100% físicamente, es imposible después de una lesión, pero es un jugador tan importante que para nosotros ya es una garantía tenerlo recuperado”.
tb.