En un encuentro histórico que derivó en un documento consensuado, la Iglesia católica, la comunidad judía y referentes islámicos en la Argentina instaron profundizar el diálogo y convocaron “a todas las comunidades religiosas, dirigentes, medios de comunicación y la sociedad en general a no permitir que los conflictos y enfrentamientos de otras regiones del mundo afecten la convivencia como pueblo de hermanos”.
Fue un encuentro cordial que remitió a aquel documento interreligioso del 2005, cuando Jorge Bergoglio aún no era Papa sino obispo de Buenos Aires y también llamó a establecer una convivencia pacífica en la Argentina.
Al revivir ese momento, los referentes de las tres religiones que se hicieron presentes hoy en la sede de la Conferencia Episcopal argentina sellaron un documento que sostiene: “En la Argentina, la vocación de diálogo interreligioso reafirma y asevera la voluntad de las comunidades de convivir en armonía”.
El presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Oscar Ojea, abrió el encuentro y destacó la “buena voluntad de diálogo” en un momento crucial para el país.
El documento interreligioso señala entre sus puntos centrales: “El diálogo desde nuestras propias identidades y desde los valores religiosos ha enriquecido al conjunto del tejido social argentino, aportando opiniones apreciables y recomendaciones relevantes”.
También se sostiene en el texto presentado hoy que “tanto en nuestra historia como en nuestro presente, el poliedro conformado por la multiplicidad de visiones culturales y sociales del ser argentino incluyen el sentido profundo de la dimensión de la fe”.
Y destaca que las particularidades de la construcción del diálogo interreligioso en nuestro país ha trascendido nuestras fronteras y “son parte del patrimonio intangible de nuestra sociedad”.
Así, se invitó a toda la sociedad en su conjunto, a otras religiones y a los medios de comunicación a reforzar la idea de “que la convivencia y el respeto se perfeccionan en el amor al prójimo, siendo que nuestro compromiso religioso se traduce en una preocupación genuina por la dignidad del hombre, oponiéndose de manera absoluta a toda violencia como medio de resolución de conflictos”.
En otro de los pasajes del documento firmado, se señaló: “En estos momentos particulares, nuestro deber principal radica en preservar y fortalecer todos los caminos de diálogo que conduzcan a una mayor fraternidad y solidaridad entre todos los habitantes de nuestro país”.
Así, el mensaje interreligioso fue taxativo en cuanto a sostener que “los argentinos, más allá de nuestras dificultades y disensos, hemos sabido dar testimonio de coexistencia y de cooperación pacífica y armoniosa entre diferentes culturas y tradiciones religiosas. La preservación de este valor nos invita a la prudencia y a la reflexión”.