Juan Schiaretti lo hizo. Como nunca antes se había visto desplegada en Córdoba en esta magnitud y con esta contundencia, la hegemonía del peronismo provincial tomará aún más impulso desde el 10 de diciembre próximo. El ciclo peronista acumulará 24 años. Es la sexta victoria en serie. Y la tercera no consecutiva del gobernador.
Cómo machaco el pegadizo eslogan, masivamente, la gente “lo votó a Juan”. Anoche, con el 93,44% de las mesas escrutadas, el recuento provisorio reflejó en el tablero un enorme 54,04%, la mejor marca del peronismo. A Schiaretti lo votaron 1.025.745 cordobeses, el mayor número de la historia. A 36 puntos terminó Mario Negri (Córdoba Cambia), que logró sumar el 17,78% de las adhesiones. El radical Ramón Mestre confirmó lo que anticipaban los sondeos: concluyó tercero, con un 10,96% de los votos.
Aurelio García Elorrio (Encuentro Vecinal Córdoba) terminó en el cuarto lugar, y ganó una segunda banca en la Legislatura. Cosechó el 3,71% de los sufragios. Liliana Olivero, con el FIT, llegó al 2,60%. Ese espacio perdió dos bancas y quedará con un solo escaño. En tanto, el MST de Luciana Echevarría daba la nota al lograr una banca legislativa, con el 1,44%.
El resto de las fuerzas quedaron muy atrás, sin lograr ingresar al reparto de la Unicameral.
Hacemos por Córdoba, la aggiornada cara de la exitosa franquicia electoral creada por José Manuel de la Sota en 1998, tuvo un debut electoral aplastante, en línea con el pronóstico de cosa sentenciada que marcó en la campaña.
El triunfo fue completo. No sólo los cordobeses de la provincia ratificaron en las urnas un acompañamiento decidido a Schiaretti, sino que el PJ sepultó su karma capitalino.
Los ciudadanos de la principal ciudad apoyaron a discreción la idea de proyecto común “Provincia-Capital” enarbolado por Schiaretti y Martín Llaryora, el intendente que sucederá a Mestre.
Tras la confirmación en las urnas, la sociedad política entre el gobernador y el próximo titular del Palacio 6 de Julio mostrará ahora otra entidad respecto de la que se inició en 2015, cuando todavía vivía De la Sota.
El arrastre por efecto del casillero lista completa benefició al sanfrancisqueño. En la Capital, el gobernador obtuvo el 49%, mientras que Llaryora logró el 37%.
La novedad política capitalina supone el revés más duro para la Unión Cívica Radical desde que perdió el poder provincial a finales de la década de 1990.
La UCR dejará el poder de la principal ciudad del país que tenía bajo su control.
La victoria de Llaryora, más amplia incluso de lo esperado –le sacó 17 puntos a Luis Juez (19%)–, deja al oriundo de San Francisco como la segunda figura más importante del peronismo.
Impedido Schiaretti de un nuevo turno reeleccionista, Llaryora se posiciona, a priori, como el sucesor natural de una renovación que el PJ ya puso en marcha. La vicegobernación a cargo de Manuel Calvo es otro ejemplo de las figuras emergentes del partido.
Juan Schiaretti lo hizo. A menos de dos años de haber perdido por unos dolorosos 18 puntos frente a Cambiemos en las legislativas de 2017, su fuerza se recuperó por completo.