Uruguay relegó a Argentina como país exportador de trigo a Brasil. El cultivo estandarte de otros tiempos y que generaba un inmenso mapa dorado en una basta extensión de la llanura pampeana, cada vez se diluye más en importancia.
El mito de Argentina como “granero del mundo” tendrá que ser suspendido hasta nuevo aviso. Al menos en lo que respecta a la comercialización del grano de trigo: afectados por el cierre de las exportaciones argentinas, los molinos brasileños encontraron nuevos proveedores a las importaciones habituales del cereal, como Estados Unidos. Pero también está aprovechando la oportunidad Uruguay, que concluyó con su cosecha y busca colocar su excedente en esa plaza comercial.
Desde la ribera oriental del Río de la Plata,
150.000 toneladas habrían sido embarcadas en diciembre a
Brasil y el ritmo sería mayor para lo que resta de enero y los próximos meses. Según indica el diario
La Nación, el saldo exportable total supera para este año un millón de toneladas.
La situación es novedosa. Mientras Argentina, que tradicionalmente para esta época del año abastece al gigante administrado por Dilma Rousseff, cesó con el comercio exterior de trigo, Uruguay vio la oportunidad de aumentar sus ventas por este concepto.
El cambio de tendencia en el mercado granario se explica luego de que el Gobierno restringió las exportaciones de trigo, reforzadas los últimos días con la suspensión del CUIT a la cerealera Nidera por haber concretado un embarque del cereal a Brasil, a pesar de que contaba con la autorización correspondiente.
Desde 2006, los exportadores locales venden el excedente de trigo después de contabilizar los stocks y restarle a ese monto el consumo interno. El año pasado el esquema cambió: el Gobierno les permitió, primero, exportar 5 millones de toneladas previo adelanto de retenciones por unos u$s360 millones y después, en marzo, recortó esos permisos a 3 millones de toneladas. Pero las comercializadoras ya habían comprado a los productores el trigo necesario para exportar.
Con una cosecha nacional de 9 millones de toneladas y un consumo sostenido en 6,5 millones (6 millones para molienda y 500.000 toneladas para conservar como semilla) el Gobierno previó que habría desabastecimiento interno, por eso recortó la exportación. Las dificultades con el trigo se manifestaron en 2013 de manera directa en la mesa de los consumidores con las fuertes subas en el precio del pan, el cual luego encontró un nuevo punto de equilibrio.
Complicaciones
En 2013, Estados Unidos se erigió como el principal proveedor de trigo de Brasil al vender allí más de 3 millones de toneladas. Sólo en noviembre pasado EE.UU. exportó a Brasil 500.000 toneladas. “Cerca de 180.000 toneladas de trigo de Estados Unidos fueron compradas entre diciembre y principios de enero”, precisó un operador de mercado de un molino paulista.
El escenario eleva los costos de las empresas y extiende los cronogramas de desembarques para el producto importado, lo que entorpece los planes de las industrias. “Nos estamos volcando al trigo estadounidense. No hay ninguna previsión concreta de embarques de trigo argentino”, dijo a la agencia Reuters la persona responsable por las importaciones de un molino de São Paulo, quien solicitó no ser identificada.
Habían expectativas de que a partir de enero, el gobierno argentino -que regula fuertemente el sector- liberara los embarques. Sin embargo, esto aún no sucedió, dijeron fuentes de los molinos brasileños. “Es incierto cuándo van a comenzar a liberar. No tenemos información concreta”, dijo el presidente del Molino Pacífico, Lawrence Pih.
En diciembre, una fuente del mercado argentino dijo que se había permitido la exportación de 1,6 millones de toneladas de la nueva cosecha, pero aún estaban pendientes las autorizaciones para el embarque.
El trigo estadounidense ingresa a Brasil pagando un 10 por ciento que corresponde a la Tarifa Externa Común del Mercosur, un impuesto que no incide sobre el cereal argentino. Además de eso, las distancias son mayores, lo que encarece el flete y exige una mayor programación -cercana a 40 días- entre el cierre de la compra y la llegada del producto al molino.
Sin embargo, el ingreso de Uruguay salvaría a la nación verdeamarela de pagar el recargo del impuesto del Mercosur. Y que, por lo tanto, esa política arancelaria continúe siendo oportuna.
“Uruguay es el único que nos garantiza que el impuesto del 10% para los orígenes extra-Mercosur [del trigo] siga vigente”, contó al matutino Leandro Pierbattisti, asesor de la Federación de Acopiadores. Y consideró que si la Argentina no abre la exportación y Brasil en cambio quita la protección arancelaria para traer cereal fuera del Mercosur, el trigo argentino sufriría una baja potencial de u$s25 por tonelada.
“Si no hay una apertura de la exportación es muy difícil que el precio se siga manteniendo”, concluyó el experto.
Fuente: Infobae.com.ar
Por: Gastón Pepa | Tw: @gauchitosmu| gastonpepa@hotmail.com