A pesar de los vaivenes políticos y económicos que sufre nuestro país, hay sectores como el de la molienda de oleaginosas que han podido desarrollarse y siguen creciendo de manera incipiente
En un análisis realizado por Julio Calzada y Florencia Matteo de la Bolsa de Comercio de Rosario, se destaca la evolución en los últimos 10 años de la capacidad de procesamiento de la industria oleaginosa en el Mercosur ampliado, que evidencia y ratifica con absoluta claridad el liderazgo alcanzado por esta área geográfica en el mercado mundial de oleaginosas; a punto tal de que la suma de la capacidad teórica de crushing ( o molienda de granos) de los países que la integran estaría superando a la del complejo industrial de China y los Estados Unidos, principales competidores en molienda de soja y girasol.
El complejo de fábricas aceiteras de Argentina, Brasil, Paraguay, Bolivia y Uruguay cuentan en la actualidad con una capacidad de procesamiento teórica de semillas oleaginosas de aproximadamente 381.086 Tn/día. Esta capacidad, entre el año 2003 y 2013 registró una suba del 59%.
Dentro del Mercosur ampliado, el país de mayor crecimiento en estos últimos 10 años es la República Argentina. Claramente es el líder indiscutido de la región. Nuestro Complejo industrial oleaginoso cuenta en la actualidad con una capacidad de procesamiento teórica de 216.931 Tn/día. Por otro lado, Brasil, el segundo gran procesador de oleaginosas del Mercosur ampliado, posee un complejo de plantas de crushing activas con una capacidad conjunta de 138.055 Tn diarias
Queda en evidencia la importancia creciente que tiene el complejo de molienda de oleaginosas en el Mercosur ampliado, y con ello, revalidar el papel de nuestro país. Quien ocupa el segundo puesto, Brasil, lejos está de alcanzar los valores de Argentina; y el resto de los países pueden ser considerados como poseedores de un papel complementario, por los efectos productivos positivos que derrama nuestro país a la región.
Fuente consultada: Bolsa de Comercio de Rosario
Conclusión
El desafío es poder ampliar aún más la producción de manufacturas y desarrollar al resto de las provincias argentinas, que no tienen la ventaja de contar con salida al mar. El aporte específico y técnico en el desarrollo de la logística debe ser prioritaria en la inversión de cara al futuro para que los cambios no terminen colapsando el sistema productivo cuando esté integrado. La necesidad de contar con fuentes de energía alternativas, y vías de comunicación terrestres (como el tren) que permitan acortar distancias y disminuir costos, son los nichos que se deben abrir y destapar, ya que queda mucho por hacer al respecto.
La política y el desarrollo social es clave para que las utopías se transformen en hechos alcanzables y palpables. La industria aceitera es un ejemplo de ello, pero no hay que dormirse en los laureles. Los jóvenes que hoy tienen el privilegio de estudiar en la universidad, tanto como los que se capacitan en cuestiones técnicas específicas, estarán agradecidos de encontrar lugares en dónde plasmar sus conocimientos. Estos a su vez impulsarán el desarrollo en el resto de los actores sociales postergados, siempre que se les infunda una carga moral y de compromiso social. Se debe imperiosamente entender al recurso humano en una visión compleja que integre, la cultura del trabajo, la educación, el respeto al prójimo, la inclusión, la moral y la capacidad de gestión en un desarrollo integral. No es fácil plasmar ésta idea en lo real y cotidiano, pero bien vale la pena el esfuerzo por intentarlo.
La patria es la suma de buenos pensamientos y voluntades, y no solo de un grupo de entusiastas haciendo flamear una bandera celeste y blanca en los estadios de fútbol…