Los separatistas prorrusos, expulsados de Slaviansk por las fuerzas ucranianas, se preparan para dar la batalla por Donetsk y Lugansk, las capitales de las dos regiones homónimas que suman entre ambas un millón y medio de habitantes.
Las milicias de Slaviansk y sus alrededores dejaron esta madrugada las últimas ciudades de la zona, que se rindió el sábado tras más de dos meses de encarnizados combates, y trasladaron todas sus fuerzas al área de Donetsk, una de las urbes más importantes y prósperas de toda Ucrania.
El jefe de las milicias de Slaviansk, Ígor Strelkov, identificado en Kiev como el oficial de la inteligencia militar rusa Ígor Guirkin, anunció que sus hombres se disponen a preparar la “defensa activa” de Donetsk, “mucho más cómodo de defender que el pequeño Slaviansk”.
En una de sus primeras acciones para consolidar sus posiciones en la capital, los sublevados atacaron una unidad de elite del Servicio Penitenciario del Estado (SPE) acuartelado en Donetsk.
Los militares ucranianos también tienen sus planes para actuar en las dos capitales, en manos de los separatistas, donde ya han descartado emplear la aviación y el fuego de artillería pesada.
El ministro de Interior ucraniano, Arsén Avákov, recalcó hoy que las tropas “seguirán avanzando todos los días”, de acuerdo con un “plan de acción elaborado por el Estado Mayor”.
En Luganks, donde ya hace semanas que los combates entre los dos bandos han llegado a los barrios periféricos de la ciudad, muy próxima a la frontera con Rusia, algunas zonas residenciales fueron atacadas hoy con fuego de artillería procedente de las posiciones de los insurgentes.
Atemorizado por la perspectiva de que los combates lleguen a la capital de su región, el gobernador de Donetsk designado por Kiev, Serguéi Taruta, pidió a las autoridades ucranianas que negocien con los rebeldes y no permitan que el derramamiento de sangre llegue a una ciudad en la que vive un millón de personas.
No obstante, el Gobierno ucraniano y el propio presidente del país, Petró Poroshenko, no parecen dispuestos a frenar la operación militar relanzada hace seis días, después del alto el fuego que regía desde el pasado 20 de junio.
El jefe del Consejo de Seguridad Nacional aseguró en rueda de prensa que, por orden expresa de Poroshenko, ya no habrá más ceses de hostilidades unilaterales, a menos que los rebeldes entreguen las armas y liberen a los prisioneros.
Fuente: Vanguardia