Las sanciones impuestas por el Presidente Obama a funcionarios venezolanos a comienzos de esta semana causaron un gran impacto no sólo en Venezuela, sino en la región entera. Los países que ideológicamente se alinean al chavismo respaldaron a Nicolás Maduro, sin embargo, la primera fractura en las relaciones de la zona no tardó en llegar y los protagonistas del antagonismo son Caracas y Uruguay.
A inicios de ésta semana, la Casa Blanca dio a conocer un decreto del Presidente, en el cuál se catalogaba a Venezuela como una “inusual y extraordinaria amenaza para la Seguridad Nacional de Estados Unidos y su política Exterior” y se establecían sanciones a funcionarios venezolanos por considerarlos implicados en la violación de derechos humanos.
La respuesta de Nicolás Maduro llegó inmediatamente. El dirigente venezolano sostuvo que el propósito de Estados Unidos es desestabilizar la región, pretende “destruir a Venezuela para después ir por lo demás procesos antiimperialistas de América Latina y el Caribe”, manifestó.
A la par del Gobierno chavista se expresaron los líderes de los Estados miembros del ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América), principalmente los presidentes de Bolivia, Ecuador y Cuba, quienes apoyaron la tesis de Maduro y rechazaron las sanciones.
Argentina manifestó también su solidaridad con el país caribeño mediante un comunicado de Cancillería. “Es que resulta absolutamente inverosímil para cualquier persona medianamente informada que Venezuela, o cualquier país de Sudamérica o Latinoamérica, pueda constituir una amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos. Lo absurdo e injusto de la acusación es lo que causa la consternación”, sostiene el documento.
Sin embargo el conflicto diplomático arribó a la región luego de que se pronunciara el Vice-Presidente electo en Uruguay, Raúl Sendic, compañero de fórmula de Tabaré Vazquez, quien sostuvo que “no tenía elementos” para asegurar la injerencia de Washington en Caracas.
“Un amigo del sur, un gran amigo, que tiene un buen cargo en el gobierno, declaró que no le constaba la injerencia de Estados Unidos sobre Venezuela. ¡Qué vergüenza esa declaración! Estamos agredidos, intervenidos, amenazados y todavía hay gente que dice eso en América Latina”, le respondió Maduro.
La gestión Tabaré anotició a Venezuela de su malestar por estas declaraciones de su presidente y la fricción comenzó en las relaciones diplomáticas bilaterales. El actual Presidente modifica así las relaciones de Montevideo y Caracas, cercanas ideológicamente cuando el país oriental era presidido por Mujica.
En este marco, se produjo la suspensión de la reunión extraordinaria de UNASUR convocada por Rafael Correa para analizar los recientes sucesos entre Estados Unidos y Venezuela. La nueva fecha para el encuentro es el 23 de marzo.