El 60% de los estudiantes más pobres de Chile podrá acceder a la Universidad el año que viene, gracias a una reforma educativa.
Desde hace años, los estudiantes chilenos vienen luchando por una educación pública, gratuita y de calidad. En el acto presidencial de ayer, la presidente informó cuáles serán las primeras medidas en favor de la causa que prometió mejorar, en las pasadas elecciones del 2014.
La presidente socialista, Michelle Bachelet, manifestó que se tratará de “una reforma que consagrará la educación de calidad como un derecho y no como un bien de consumo”. Además, recalcó que la misma volverá a ocupar un lugar central que nunca debería haber perdido.
Los primeros beneficiarios serán 260.000 estudiantes provenientes de las clases sociales bajas del país, que sin esta nueva norma no podrían hacer accedido a los estudios superiores.
Otra reciente iniciativa enviada al Congreso fue que un aumento de sueldo del 28% a los docentes que se adhieran al nuevo plan de estudio.
La historia de la privatización de la enseñanza chilena comenzó en la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990). Este período favoreció a tres procesos privatizadores que anularon cualquier posibilidad de gratuidad en la educación.
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En su discurso de más de dos horas, Bachelet no sólo habló de la transformación educativa, sino que hizo hincapié en las tareas de reconstrucción edilicia, arquitectónica y social en todo el territorio después del terremoto del Norte Grande y el gran incendio de Valparaíso.
Además, sostuvo que dentro de su programa de gobierno están incluidas otros dos importantes cambios: una nueva Constitución y la reforma tributaria. Al igual que la creación de dos ministerios: uno de Ciencia y Tecnología y otro de pueblos Originarios.