Venezuela vive horas críticas de tensión política y social en la antesala de la jura de Nicolás Maduro para un nuevo mandato presidencial. Tanto el chavismo como la oposición convocaron movilizaciones para este jueves, en un clima marcado por la incertidumbre y el temor a una nueva ola represiva. La oposición denuncia que más de 2400 personas fueron detenidas tras las cuestionadas elecciones del 28 de julio, consideradas fraudulentas por sus líderes. María Corina Machado, desde la clandestinidad, llamó a manifestarse y prometió unirse a las protestas en las calles.
El excandidato presidencial Edmundo González Urrutia, reconocido por la oposición como ganador de los comicios, planea regresar al país este viernes para asumir el poder, acompañado por nueve exmandatarios latinoamericanos. Sin embargo, el superministro de Interior y Justicia, Diosdado Cabello, advirtió que tanto él como sus acompañantes serán arrestados si intentan entrar al país. González Urrutia enfrenta cargos de “usurpación de funciones” y “traición a la patria”, mientras el chavismo mantiene una recompensa de 100.000 dólares por su captura.
El gobierno de Maduro desplegó efectivos militares, policiales y grupos parapoliciales en Caracas y otras ciudades, mientras refuerza su estrategia represiva liderada por Cabello. El oficialismo organizó una marcha para contrarrestar las protestas opositoras, respaldándose en el apoyo de los altos mandos militares, a pesar del descontento en sectores bajos de las Fuerzas Armadas. Según activistas, muchos de los jefes militares tienen pedidos de captura internacionales por violaciones a los derechos humanos, lo que asegura su lealtad al gobierno.
Por su parte, la oposición sostiene que el Consejo Nacional Electoral nunca divulgó los resultados oficiales de las elecciones y presentó sus propias actas para validar el triunfo de González Urrutia. En un video reciente, el excandidato hizo un llamado a las Fuerzas Armadas para respaldar su liderazgo y subrayó: “El 10 de enero, por la voluntad soberana del pueblo venezolano, yo debo asumir el rol de comandante en jefe”. Esta declaración fue categóricamente rechazada por la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, que calificó sus palabras de “payasesco acto de politiquería”.
Mientras el chavismo se apoya en su poder militar y represivo, la oposición busca movilizar al pueblo en un momento histórico clave para el país. La escalada de tensiones plantea un incierto desenlace, con posibles repercusiones tanto a nivel interno como internacional.