En el primer semestre la actividad ya acumuló una contracción de 2,5%.
El segundo trimestre, con el impulso del agro incluido, no logró revertir la tendencia recesiva. Según los datos de Cuentas Nacionales publicados ayer por el Indec, el PBI cayó 0,3% en la comparación libre de estacionalidad respecto al primer trimestre. De esa forma, la recesión siguió su marcha y se espera que continúe en esa línea descendente hasta bien entrado el 2020, por el efecto arrastre que dejará el año actual. Y es que para el 2019 los analistas esperan una muy fuerte contracción de la actividad, de entre 2,5% y 3,8%.
El primer semestre del año, justamente, terminó con una caída de 2,5% interanual, tal los números publicados ayer por el Indec a través del Informe de Avance del Nivel de Actividad del segundo trimestre. La única comparación que dio números positivos fue la interanual, con una mejora de 0,6%.
Pero lo que se necesita para que los analistas hablen de recesión técnica es que la comparación libre de estacionalidad dé, al menos, dos trimestres continuados de baja. En este caso la depresión es extraordinariamente larga: ya alcanzó seis períodos consecutivos de puras contracciones. El segundo trimestre era la gran esperanza de Cambiemos para terminar con el derrotero negativo, de la mano del agro y la cosecha récord, que se medía contra un 2018 de sequía histórica. Pero los datos terminaron contradiciendo las proyecciones, incluso antes del nuevo round devaluatorio de las PASO.
El economista de Eco Go Juan Ignacio Paolicchi afirmó: “Si bien la cosecha comparaba contra la terrible sequía, el deterioro del resto de los sectores explican este resultado. La economía se encamina a cerrar su segundo año de recesión en la actividad económica, impulsada por una crisis de balanza de pagos allá por abril de 2018 de la cual nos cuesta mucho recomponernos. A fin de cuentas, rompimos con la maldición de los años pares e impares pero para mal: nuestro nivel de actividad cayó por dos años consecutivos”.
Por su parte el director de LCG, Guido Lorenzo, puso la mirada un poco más allá en el tiempo y sostuvo: “Esencialmente importa el momento en que la actividad logre torcer la trayectoria descendente, por ahora pospuesta debido al arrastre negativo superior a los 2,5 puntos que dejaría el 2019. El control de cambios podría permitir que las tasas de interés bajen pero el BCRA no parece dispuesto a moverse en esa dirección. Desde LCG, proyectamos una caída en torno al 3,8% para 2019”.
Otras proyecciones son más amigables pero no tanto: desde la Fundación Germán Abdala (FGA) consideran que el PBI caerá 3% y que dejará un arrastre negativo de 2% para el 2020. El economista Mariano Kestelboim proyecta que, en un escenario optimista, la actividad caerá 3,6%. El promedio del REM del BCRA prevé una baja de 2,6% para 2019 y otra de 1,2% para el 2020.
Lorenzo reseñó: “Esperamos que la actividad en el tercer trimestre caiga en forma más pronunciada en torno al 1%, traccionada por la inestabilidad en el mercado de cambios y la aceleración de la inflación. Respecto a las otras recesiones, esta se presenta más profunda y duradera. Aún no hay certezas que se revierta la situación en forma continua y pronunciada”.