El presidente electo mantendrá el Ministerio de Seguridad, pero desactivaría las directrices de “mano dura” impulsadas durante la gestión de Cambiemos.
A días de asumir el mando del país, Alberto Fernández se encuentra diseñando el esquema de la política de Estado que constituirá el gobierno en los próximos cuatro años. En este contexto, el presidente electo resolvió mantener el Ministerio de Seguridad y derogar por decreto los protocolos de actuación que impuso Patricia Bullrich,
De esta forma, la próxima gestión tendría en mente desactivar de una vez y por decreto gran parte de las directrices impuestas para la Policía Federal, la Gendarmería o la Prefectura en los últimos años, según informó un allegado de Fernández a Infobae.
Esto desmentiría los rumores que estuvieron circulando durante los últimos días, que aseguraban que el presidente electo quería bajarle el rango al actual Ministerio de Seguridad para que quede como una simple Secretaría de Estado.
“El Ministerio de Seguridad no se desarticulará porque hay que dar una señal de fortaleza a las fuerzas de seguridad con un ministro de peso para ordenar sus tareas operativas”, explicó una fuente cercana a Fernández en diálogo con Infobae.
Sin embargo, a lo que sí le darán la espalda es a la “política de mano dura” que impulsó el gobierno de Mauricio Macri. Esto incluiría la prohibición hacia adelante para que los policías hagan uso de sus armas después del horario de trabajo, que se siga pidiendo el DNI en las estaciones de trenes y se desechará el uso de armas Taser en espacios públicos.
Además, los nombres que suenan como posibles responsables del área de seguridad del Estado son Gustavo Béliz y Diego Gorgal.