Coinciden en que es riesgosa para Scioli y que le sirve a Macri para mostrarse como víctima.
La áspera estrategia de campaña de Daniel Scioli podría convertirse en un búmeran para el ballottage. Ésa es la opinión de encuestadores y politólogos, al interpretar el rumbo que tomó la línea discursiva del candidato oficialista y el aprovechamiento que hace su contrincante, Mauricio Macri, al posicionarse como víctima de ese fuego cruzado.
“La sociedad demostró que está más propensa a respuestas proactivas antes que reactivas”, explicó la socióloga Graciela Römer, para luego profundizar: “Hay un porcentaje de la población que es impactado por ciertos miedos, como perder un plan social o el trabajo. Pero no creo que esto a nivel general pueda dar vuelta una elección. Todo dependerá también de la distancia que exista entre los candidatos, que todavía es incierta”.
“Es una campaña de contrastes. Agitar los temores forma parte de la historia universal, excede a la campaña”, sostuvo Carlos Fara. Hay algunas excepciones, según recuerda el consultor: en México, en 2006, después del ajustado triunfo de Felipe Calderón ante Andrés López Obrador se sancionó una amplia reforma para regular las publicidades en la que se restringió la posibilidad de difundir spots negativos.
“El efecto electoral que podría tener este tipo de campaña depende del contexto. En este caso, la opinión pública es favorable a Macri. La imagen del 25 de octubre es la de un Scioli que ganó pero perdió y la de un Macri que salió segundo pero ganó. En este escenario, las campañas negativas caen en saco roto”, dijo.
La misma lectura comparte el encuestador Enrique Zuleta Puceiro. “Son inútiles, nunca prosperaron”, descartó. Las razones que atribuye son variadas: se basan en exageraciones grotescas, tienen ribetes agresivos y a veces plantean una agenda que no prende en la sociedad. “En la Argentina, se hizo campaña negativa varias veces. La intentó (Eduardo) Angeloz contra (Carlos) Menem, con la silla vacía y otras cuestiones. La forma de hacer campaña hasta le generó diferencias fuertes con (Raúl) Alfonsín y claramente no sirvió”, recordó.
A Rosendo Fraga, director de Nueva Mayoría, no lo asombró que el Frente para la Victoria haya elegido transitar esa senda: “Suele suceder que quien utiliza más la campaña negativa es aquel que debe tomar riesgos porque tiene menos posibilidades de ganar. Desde esta perspectiva, no es tan sorprendente que Scioli haya optado por este camino, aunque no concuerde demasiado con su personalidad, más dada al diálogo que a la confrontación”.
Para Fraga, el plan de “yo o el caos” le dio resultado a Dilma Rousseff, en Brasil. De hecho, emergió en el centro de la escena nacional el nombre de João Santana, especialista en marketing político del que se nutrió la campaña del PT, al que se vinculó como asesor de Scioli. Esa relación fue desmentida tanto por voceros del gobernador bonaerense como por la firma que dirige el experto brasileño.
Aunque nadie se anima a ser categórico, y mucho menos después de los pronósticos fallidos previos a la elección, los especialistas destacaron una onda expansiva positiva para Macri. “Está en la cresta de la ola, todavía empujada por el resultado electoral. También tiene activos simbólicos, como María Eugenia Vidal, que representa la antifigura de Cristina Fernández”, advierte Römer.
Todos coinciden en que Macri atraviesa un momento calmo, lejos de tiempos turbulentos, como cuando explotó el escándalo de Fernando Niembro y sufría el tiroteo diario de Sergio Massa. Pero tampoco lo consideran invulnerable. De hecho, Fraga arriesgó que se avecina una batalla reñida.