Los programas de Participación Público Privada quedarán suspendidos al menos durante el año electoral.
Según lo que en las últimas horas terminaron de consensuar entre el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, y el de Transporte, Guilermo Dietrich. El motivo está relacionado con el aumento del riesgo país a un nivel récord en esta década, cercano a 800 puntos básicos.
Según manifestaron bancos y fondos de inversión del exterior a funcionarios del palacio de Hacienda en los últimos días, el aumento de la percepción de riesgo sobre Argentina está relacionado con la millonaria búsqueda de financiamiento que debían hacer los consorcios ganadores el año próximo, cuando aún se mantiene cerrado el mercado externo en condiciones ventajosas, y muchos fondos de inversión buscan desarmar carteras con alta exposición a la deuda pública.
Según la exigencia oficial, son unos USD 6.000 millones para financiar los corredores viales comprometidos a mediados de este año.
“Afuera nos dicen que el mercado no está para nuevas colocaciones. Los PPP pasaron a ser como una ola de oferta de riesgo argentino, que podría ahogar a todos”,
Según el compromiso, las empresas se comprometen a financiar 4 años de obra pero consiguiendo los fondos todos juntos. Y tendrían plazo para hacerlo en los próximos seis meses. De lo contrario, se caen los contratos y los consorcios ganadores perderían las garantías que presentaron. Cada grupo ganador entregó avales por USD 150 millones.
Claro que esta situación es sólo un costado del problema. Además del impacto de la colocación de nuevos títulos garantizados por obra pública, a los consorcios se les complica conseguir ese financiamiento fresco. Justamente, la suba del riesgo país a casi 800 puntos implica salir a financiarse a tasas de entre 13% y 15% anual en dólares. Ningún proyecto tiene un retorno tan elevado como para hacer frente a una tasa tan alta.
El efecto de las PPP pasó a ser un verdadero “factor sorpresa” que habría ayudado al aumento del riesgo argentino en los últimos días. Pero obviamente hubo otros motivos en la debilidad de los bonos.
La incertidumbre electoral es claramente lo más importante que sobrevuela, como también la futura capacidad de pago de la Argentina. Este último aspecto de a poco pasa a ser secundario, a medida que el FMI va confirmando nuevos desembolsos (como sucedió hoy) y se reduce el déficit fiscal.
Los PPP habían sido presentados como una gran novedad que introducía el Gobierno como mecanismo para financiar obra pública. Consiste en que las empresas adjudicatarias adelanten el dinero y una vez terminada la obra empiezan a recuperar la inversión a través de un cánon que paga el Estado. Sin embargo, también hay críticas a este mecanismo porque es una manera indirecta de aumentar la deuda pública.
En un contexto de fuerte presión sobre los bonos argentinos, la suspensión de los programas de PPP generaría cierto alivio entre los tenedores de títulos del exterior. Las fuertes colocaciones de bonos que llevó adelante el Gobierno en los primeros dos años y medio de gestión provocaron que muchos inversores se quedaran con muchos más papeles locales que lo que desearían, más aún luego de haber cerrado un acuerdo con el FMI, como prestamista de última instancia.
Ahora a medida que esos fondos de inversión vayan cobrando los cupones de intereses y parte del capital invertido, esa tensión debería ir cediendo con un impacto positivo en los precios de los títulos y una baja del riesgo país. Al menos eso es lo que esperan en el equipo económico.