La reciente decisión del Gobierno de subir al 9% las retenciones a las exportaciones, en general, y al 27% las de la soja, en particular, suma un capítulo más a una larga historia de intervención del Estado sobre el comercio exterior que arrancó en 1862.
Y fue un liberal, Bartolomé Mitre, quien las adoptó por primera vez durante su presidencia, según cuenta el historiador Mario Rapoport. Desde allí, el gravamen fue y vino con diferentes alícuotas y formas de aplicación.
El control a través del IAPI desde 1940
Durante las primeras décadas del siglo XX el impuesto prácticamente desapareció hasta que, en 1940, el gobierno de Roberto Ortiz creó el Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (IAPI) para reforzar el control sobre el comercio exterior.
El organismo comenzó a encargarse de la comercialización externa de las cosechas argentinas, en sustitución de organizaciones como Bunge & Born o Dreyfus, y funcionaba como el único comprador de cereales y oleaginosas en el mercado interno a precios fijados por el Estado.
El sistema, así concebido, aislaba totalmente al mercado local del internacional.
La Revolución Libertadora
A fines de 1955 el gobierno de la autodenominada “Revolución Libertadora” eliminó el IAPI e introdujo derechos de exportación en forma transitoria por hasta el 25%, incluyendo a las denominadas exportaciones tradicionales (cereales, carnes y otros productos del agro).
Un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario explica que este primer esquema fue sufriendo modificaciones en los años siguientes”. Una de las más sustanciales tendría lugar en diciembre de 1958, en ocasión del lanzamiento del plan de estabilización del presidente Arturo Frondizi.
Ajustes en la década de los ’60
A lo largo de la década del ’60 los derechos de exportación se ajustaron en diversas ocasiones, aunque como regla general las alícuotas se mantuvieron bajas.
La finalidad de las modificaciones era la de contrarrestar el efecto de las mejoras graduales en el tipo de cambio. Así, por ejemplo, durante la presidencia de Arturo Illia, con motivo de las sucesivas devaluaciones de la moneda, las alícuotas vigentes fueron del 13% para el trigo, 9,5% a las carnes y 6,5% al maíz.
Las retenciones volvieron a formar parte central de un plan de estabilización en marzo de 1967, cuando el ministro Krieger Vasena introdujo una serie de medidas que incluyeron la devaluación del peso de 280 a 350 unidades por dólar estadounidense y la aplicación de derechos aduaneros de entre 20 y 25%, que se reducirían en forma gradual.
La aparición de los Derechos Especiales Móviles
La economía profundizó su inestabilidad en los primeros años de la década de ’70 y los derechos de exportación, con frecuencia, fueron el recurso al que los ministros de Economía apelaron para mejorar la recaudación o desacoplar los precios internos de los internacionales.
Lo más saliente de este período fue, en 1972, la introducción de “derechos especiales móviles” mediante la Ley N° 19.503, estableciéndose que los mismos no podían exceder en ningún caso el 15% del valor FOB.
Posteriormente, el Proceso de Reorganización Nacional eliminó en 1976 la mayor parte de las barreras impositivas a la exportación, aunque las volvería a introducir, luego, en 1982, durante la gestión del ministro Roberto Alemann.
La Revolución Productiva
El gobierno de Raúl Alfonsín continuó con los derechos de exportación para fortalecer los ingresos fiscales aunque redujo progresivamente las alícuotas a lo largo de su gestión.
Así, hacia 1987 eliminó totalmente las retenciones al trigo y al maíz, aunque debió volver a introducirlas en febrero de 1989, cuando la crisis hiperinflacionaria golpeaba las puertas de su gobierno.
Su sucesor, Carlos Menem, eliminó los derechos de exportación sobre todos los cereales de la mano de su impronta de total apertura de la economía. Solo las semillas de soja y girasol continuaron alcanzadas por una alícuota del 3,5% a lo largo de toda la década del ’90.
El regreso en 2002
Las retenciones hicieron su reaparición con el Decreto 310/02 de febrero de 2002, en el medio de una de las crisis más profundas de la historia argentina. En los considerandos de la normativa se justificó su aplicación en la “grave situación por la que atraviesan las finanzas públicas” y en la necesidad de “atenuar el efecto de las modificaciones cambiarias sobre los precios internos”.
Inicialmente, las alícuotas fueron del 10% para trigo y maíz y del 13,5% para soja y girasol (productos procesados pagaban sólo 5%). Luego, en abril de ese año, los porcentajes subieron a 20% en cereales y 23,5% en oleaginosas, respectivamente, mientras que harinas y aceites de soja y girasol comenzaron a tributar un 20%.
Hacia 2007, durante la presidencia de Néstor Kirchner, la Resolución 10/07 del Ministerio de Economía y Producción incrementó las alícuotas en cuatro puntos porcentuales para la soja, quedando, de esta forma, en 27,5% para el grano y 24% para los subproductos.
En los fundamentos de la decisión se consignaba que “la demanda crecía de manera sostenida” y que la aplicación no afectaría la rentabilidad del sector productivo, que “seguiría siendo adecuada”.
A días de dejar el poder a su esposa, Kirchner volvió a modificar el esquema, fijando para el maíz un derecho de exportación del 25% y para el trigo del 28%, mientras que las alícuotas de girasol y soja se incrementaron hasta 32 y 35%, respectivamente.
El conflicto de la 125
En marzo de 2008 tuvo lugar una nueva modificación en el esquema de retenciones anunciada por el entonces ministro Martín Lousteau.
Aunque la situación fiscal era robusta y el tipo de cambio había permanecido estable por varios años, el Gobierno diseñó un sistema móvil que en el momento de su anuncio aumentaba la carga tributaria hasta niveles inéditos.
La medida generó una franca oposición del sector, que rápidamente pidió una revisión de la misma. Lo que vino después es historia conocida: conflicto con el campo y voto no positivo de Julio Cobos en el Senado.
Eliminación parcial en 2015
Desde entonces, por siete años se mantuvo mayormente inalterada la estructura de las retenciones para granos, harinas y aceites, verificándose solamente cambios en biodiesel y en el rubro de mezclas para alimentación animal, entre otros productos agroindustriales.
Al llegar al poder, Mauricio Macri avanzó en la eliminación de las retenciones por derecho de exportaciones para el trigo, el maíz, la carne y productos regionales, y la reducción de cinco puntos para la soja, quedando así en el 30%.
Además, se estipulaba una reducción gradual del 0,5% para el complejo sojero, a partir de enero de 2018.
Sin embargo, a mitad de ese año el Gobierno anunció cambios en el esquema, con el objetivo de reducir el déficit fiscal.
Así regresaron las retenciones a la exportación con un alícuota de entre $ 3 y $ 4 por cada dólar FOB que se enviaba al exterior. Además se suspendió la rebaja del 0,5% mensual para el complejo sojero y se llevó la alícuota al 18%.
La vuelta del kirchnerismo
Hoy ese límite de $ 3 y $ 4 fue eliminado con el decreto publicado este sábado que estableció para todas las ventas al exterior una alícuota del 9%.
El 9% es adicional a las otras retenciones que ya tuvieran otros productos o complejos específicos. Éso implica que las retenciones a la soja, que ya tienen otro 18%, pasan a ser desde este mismo sábado del 27%.