Desde que ingresó a la casa en diciembre pasado, la joven entrenadora se convirtió en el personaje más polémico del reality de Telefe. Amada y odiada, pero siempre protagonista.
Juliana Scaglione nació hace 33 años en el barrio porteño de Belgrano. Desde que ingresó a la casa de Gran Hermano, se convirtió en una de las jugadoras más polémicas que tuvo el reality. Los motivos son muchos y de lo más diversos, pero podríamos ensayar un repaso rápido. Desde su llamativa imagen —combo que incluye tatuajes, piercings y un corte de pelo al ras y pintado de colores— pasando por su personalidad fuerte hasta la manera en la que se relacionó con sus compañeros desde el comienzo del programa, allá en diciembre de 2023. Una distinta que, este lunes, desmostró volver a serlo. “Chicos, tengo leucemia grado 1″, reveló ante sus compañeros.
Su fandom es otro ítem fundamental en este recorrido. Denominados Los Furiosos, su grupo de seguidores son leales y nada parece sacarlos del objetivo: acompañar a Juliana hasta la final y coronarla campeona del certamen, que es un éxito en todo el mundo y que en Argentina transita la undécima edición. Ellos también constituyen y agrandan su imagen, ya que la participante, y ahora sí, hablando de juego, es imbatible.
Desde el inicSi el voto del público incide de forma negativa, es ella quien idea la placa de nominados y señala a quién necesita sacar de competencia. Si las reglas cambian sobre la marcha esa semana y el voto se convierte en positivo, es por lejos, la más votadaio del ciclo, las salidas de los hermanitos fueron digitadas a su antojo (y el de los furiosos). Uno a uno, sus adversarios fueron abandonando la casa, y Juliana festejó al verlos partir valija en mano, cada domingo. Sin censura, Furia se dio el gusto de pegar alaridos, correr y hacer gestos obscenos en complicidad con la cámara. “Gracias, Furiosos”, exclamaba con su popular grito de guerra y todo volvía a empezar en otra semana de juego y estrategias.
La joven tuvo varios enfrentamientos con excompañeros que la llevaron al límite de querer abandonar la competencia. Las principales batallas, las más dolorosas, las libró contra quienes eran sus aliadas. Primero fue el turno de Agostina Spinelli, quien pasó de ser compañera y confesora a una “enemiga”, abandonando el certamen acusándola de violenta y dando un discurso que denotaba preocupación. “No voy a vivir en una casa con una persona que me amenaza de muerte”, dijo la joven policía que se terminó yendo una madrugada para no seguir conviviendo con ella.
Otra de las participantes que corrió una suerte similar fue Catalina Gorostidi, aunque con otro final. De ser amigas pasaron a detestarse y a liderar dos bandos: la mayoría apoyó a la pediatra, mientras que Emmanuel siguió firme junto a su compañera. En una jornada doble de eliminación, con más de 20 puntos de rating tanto domingo como lunes, Catalina fue una de las últimas eliminadas tras perder contra Furia. Este lunes, al conocer el diagnóstico de Juliana, Catalina lloró en vivo.
Un caso más, solo por dar otro ejemplo, fue el de Williams, un jugador que abandonó la casa en las primeras semanas del certamen: se enfrentó a Juliana, armó un escándalo por una palmada en la cara, quedó nominado y abandonó la competencia.
Detrás de Furia, Juliana
Más allá de todo, detrás de esa gran participante que no para de jugar y pensar estrategias para llegar a la final, hay una persona que tiene una historia de vida muy compleja. Ella se definió a sí misma como “deportista, entrenadora y creadora de contenido”. Es doble de riesgo y profesora de CrossFit, por lo que siempre fue muy competitiva. De hecho, uno de sus hermanos contó en una entrevista que cuando Juliana era pequeña, hacía un escándalo y se quejaba si no ganaba cuando jugaba con sus cuatro hermanos, tal cual como hace en la casa.
En términos personales, la jugadora siempre habla con tristeza sobre la muerte de sus padres. Su mamá falleció hace más de siete años tras sufrir cáncer, generándole un dolor inmenso a Juliana, que era muy cercana a ella. No obstante, la muerte le volvió a golpear la puerta: su padre, quien tuvo luego una complicada y delicada enfermedad mental, murió hace aproximadamente un año.
Pero nunca ocultó su dolor. En una de las primeras conversaciones que tuvo con los hermanitos en la casa, retrató cómo se sintió en ese instante. “Yo pasé un período que no tenía para comer porque tenía que pagar cosas de mi papá. Nunca me puse mal ni me enojé. Nunca le conté a la gente que estaba a mi alrededor que me pasaba todo esto. Yo comía arroz y huevo, comía mucho arroz”, dijo.
Su motor para salir adelante fue el deporte. “Siempre seguí entrenando. Estaba pasando un momento re de mierda… Primero, que mis hermanos no me hablaban y no tenía para comer. Me enojé. Dije: ‘¿Por qué tengo que pasar por esto? ¿Por qué la vida me castiga a mí?’”, contó.
Tiempo después, charla mediante, Juliana supo construir un vínculo más fuerte con su hermana Georgina, a quien llama Coy, y a quien menciona a diario dentro de la casa. Es esta mujer, justamente, quien habla por ella en entrevistas, maneja sus redes sociales y ordena a los Furiosos. Juliana lo sabe y ya prometió que si gana los 50 millones del premio final: 30 serán para ella; 10 para compartir con algún compañero que la ayude a llegar a la final y los 10 restantes para su hermana. Una recompensa por el aguante.
En relación con el desempeño de Furia adentro de la competencia, Coy confirmó que no la sorprende. “Esto que está haciendo ya sabíamos que iba a pasar, la conocemos desde lo bueno hasta lo malo que tiene. Ella está cumpliendo su sueño. Ustedes se van a seguir sorprendiendo porque las variantes que tiene son impresionantes y nunca sabés con qué puede salir”, agregó convencida.
Las apariciones previas de Furia en la televisión
La participante tuvo siempre muy claro que quería salir en tevé. Si bien el objetivo principal era Gran Hermano, Juliana hizo apariciones en otros programas. Así fue que se la pudo en Bienvenidos a Bordo (El Trece) enfrentándose a Alejandra Locotomora Oliveras en un juego de fuerza, para sorpresa de Laurita Fernández.
En la prueba Juliana tenía que adivinar cuanto pesaba un reloj. Le dieron algunas pistas, tiró un número y acertó. Ganó el reloj y se preparó para competir en un “tire y afloje” de una soga con la Locomotora para ganarse electrodomésticos. Aunque no pudo ante la fuerza indiscutible de la boxeadora, su paso por el programa quedó registrado y, tras su aparición en el reality, su fandom lo recordó en las redes.
También tuvo una participación en Flechazo, un show de citas conducido por Darío Lopilato y con la participación especial de Franco Torchia, que en las tardes de El Nueve ayudaba a que las parejas encontraran el amor.
Allí, uno de los puntos que le planteó a su “candidato”, llamado Rodrigo, es si debía existir una suerte de competencia dentro de la pareja.
La postura de Furia fue tajante: “Creo que no debería existir la competencia en el amor, ni siquiera debería existir esa palabra”. Y agregó: “Estoy en busca de esa mitad que me complemente, pero como te digo: la competencia en el deporte y no dentro de la pareja”. Al final, no hubo match, pero sí una llama encendida por volver a la televisión y ahora, está frente a su gran oportunidad.