Los tiempos vertiginosos que vivimos hace que nuestro tiempo de sueño sea más corto.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 40% de la población mundial padece algún tipo de trastorno de sueño. El dormir es uno de los procesos vitales más importantes y la falta de sueño, un problema de salud. En esta línea, debemos señalar que si bien el patrón y la duración del sueño, son propios de cada individuo, se evaluará la duración, la continuidad y la profundidad del sueño, en la búsqueda del sueño reparador.
En este sentido, la necesidad de articular las demandas laborales, académicas y las de la vida socio-familiar puede provocar que las personas descansen menos cantidad de horas de las que se requieren para tener un sueño reparador.
Dormir menos de lo que se necesita impacta negativamente en la atención, en la memoria y en el aprendizaje. Puede generar cambios de humor; ansiedad, depresión, incremento de los niveles de azúcar (diabetes), aumento de la presión arterial y obesidad, entre otras complicaciones.
Sobre el tratamiento para lograr un sueño reparador, los fármacos que suelen utilizarse para manejar el insomnio actúan induciendo el sueño o prolongando el tiempo de descanso pero ninguno de ellos actúa sobre la etapa donde alcanzamos un sueño reparador, suelen generar acostumbramiento y luego de un tiempo su efecto disminuye.
Allí radica la importancia de la consulta con un especialista y que la medicación no sea la única medida terapéutica. Es fundamental que se tomen también medidas ambientales y se analicen los factores que pueden provocar el insomnio.
Finalmente, es importante mencionar medidas que colaboren con la higiene del sueño, a través del cual se busca minimizar o eliminar los factores externos para alcanzar un sueño reparador.
Algunas de estas pautas son:
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Ajustar un horario de sueño: acostarse y levantarse a la misma hora cada día.
-Evitar consumir grandes cantidades de azúcar, bebidas alcohólicas, cafeína y nicotina antes de acostarse.
-No hacer ejercicio muy tarde durante el día.
-Relajarse antes de acostarse; por ejemplo, con un baño caliente.
-Crear un ambiente apropiado para dormir. Para ello se recomienda deshacerse de las distracciones que se tengan en la habitación como una cama incómoda, el televisor o la computadora. También establecer una temperatura agradable (no muy por encima de los 23º) y niveles mínimos de luz y ruido.
-Visitar al médico si continúan los problemas para dormir. Hablar con el médico si se sospecha que se tiene un trastorno del sueño, como insomnio, apnea del sueño, síndrome de piernas inquietas o narcolepsia.