El primer show del año de Lali Espósito en Punta del Este

La actriz y cantante se presentó en Enjoy Conrad.

cuadro típico del furor por el ídolo teen: cientos de padres, sentados en dos grandes escaleras, esperan a la salida del salón Punta del Este de Enjoy Conrad con las caras apoyadas en una mano y la mirada aburrida o, en el mejor de los casos, mirando el celular, hasta que, minutos después, una horda de niños y adolescentes con camperas de cuero y jeans rotos, fascinados con lo que acababan de ver, los hacen pararse de un salto, sonreír, y contener con un abrazo tanta energía junta. Habían visto a Lali Espósito en su primer show del año, se habían sacado cientos de selfies, habían llenado la memoria de sus celulares -los de sus padres- con mil y un videos del recital. Nada podía opacar tanta felicidad.

Una hora y media antes, todo era ansiedad. Las primeras cuatro filas estaban atestadas de fanáticas que no dudaron en pagar 209 dólares por una entrada VIP, desde donde pudieron ver a Lali casi al alcance de la mano. Los carteles se multiplicaban en toda la sala, con la capacidad -mil personas- a tope. Lali no se hizo esperar mucho: a las 22.15, salió a escena rodeada de cuatro bailarinas que la acompañarían toda la noche, y su banda, al son de «Soy», la canción que da nombre a su disco y a su tour.

Desde que se convirtió en la artista pop argentina, Lali llena estadios y se suma a festivales con un espectáculo en el que busca suplir las debilidades en lo musical con un despliegue visual imponente y mucha simpatía. Todo lo que ocurre en el escenario, sin embargo, parece una copia enclenque de otros artistas: su look símil Katy Perry luce demodé, las canciones suenan a hits electro pop que todos conocemos, la idea de poner el foco en el baile – sin dudas, su mayor virtud en escena- como lo hacen todas las chicas pop del mundo, queda a mitad de camino por un diseño de coreografía pobre y repetitivo.

Pero nada de eso importa a ninguna de las mil almas que se emocionan hasta el chillido con la aparición de Lali en escena. Cada una de las 18 canciones provocaron alaridos y ovación. Lali los entiende y se comunica con ellos como si los conociera personalmente. «Me piden de seguridad que se acomoden en sus lugares, acá adelante, porque se van a lastimar. No me dejan seguir el show. Dale, vos, hey, si no no sigo cantando», les advierte como quien conversa con un amigo, hace chistes, gestos graciosos, provoca amor total y, claro, obediencia.

Lali entendió como ninguna el lenguaje millennial. Su show está hecho para ser registrado en redes, y las canciones de su álbum interpelan directamente a los usuarios de Instagram o Snapchat, a la cultura de lo breve, lo efímero, de la foto que desaparece y los neologismos de pocas letras. «Soy», «Ring na na», «Histeria», «A bailar». Las referencias directas a palabras «social media» como «Bomba» -los millennials usan esta palabra para decir que algo les encanta-, o «Boomerang» – así se llama una aplicación techno que hace videos cortísimos de dos movimientos que se repiten, como en loop-, se mezclan en letras que hablan sobre el amor, los desengaños, y despliegan sensualidad. El resultado es un fenómeno sin límites, que se amplifica en las redes sociales también gracias a la presencia en sus recitales de otras instagramers que provocan alaridos: anoche estuvieron Mica, Cande Tinelli, María del Cerro y Meme Bouquet. También fueron de la partida Matías Martin y Soledad Silveyra. También estuvo su flamante novio, Santiago Mocorrea, aunque no quiso mostrarse en la platea, la miró desde la consola de sonido.

Con este arranque de año en Punta del Este, Lali lanzó una serie de recitales en los puntos álgidos de la costa, que luego la llevará a Pinamar y Mar del Plata, entre otros destinos.