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La cantante norteamericana se sorprendió frente la ovación de sus fans en el Más Monumental con 70 mil personas.
Ya desde hace varios años que la artista se convirtió en la cantautora más exitosa y desata pasiones en todos los lugares del mundo a donde se presenta. Este jueves 9 de noviembre, minutos antes de dar las nueve de la noche, Taylor apareció sobre el impactante escenario ante la ovación de los 70 mil fans que estaban en el Más Monumental aguardando para verla. Y escucharla.
Pero por un rato Taylor dejó de ser la protagonista y el público argentino volvió a dar muestras de su pasión, dejando para siempre un momento inolvidable en la vida de la artista. Profundamente conmovida, la cantante de 33 años se quedó paralizada sobre las tablas: apenas sin poder moverse y con los ojos asombrados, no dejó de mirar a la gente desplegada sobre las tribunas del estadio y en el campo. La ovación era total, las exclamaciones de alegría de sus seguidoras se podían escuchar incluso desde afuera de la cancha, y ella, parada con el micrófono en la mano, se dio vuelta para mirarlas desde todos los ángulos del escenario.
Enfundada en un enterito rosa con brillos, con botas a la rodilla del mismo tono, y el cabello suelto, Taylor no dejó de abrir su boca en señal de perplejidad. Si bien sabía que muchas personas habían comprado la entrada para ir a verla, seguramente no supo del amor que le tienen sus fans argentinas. “Ustedes son increíbles”, exclamó mientras se dirigía desde una punta y otra del largo escenario dispuesto en forma de T sobre el campo.
“Me están haciendo sentir que puedo tocar en un estadio lleno en Argentina por primera vez en mi vida”, sumó y se puso una chaqueta color rosa chicle plagada de lentejuelas para agregar, antes de comenzar su siguiente tema: “Lo que estoy tratando de decir es que me están haciendo sentir que soy lo más”.
“Me están haciendo sentir que puedo tocar en un estadio lleno en Argentina por primera vez en mi vida”, sumó y se puso una chaqueta color rosa chicle plagada de lentejuelas para agregar, antes de comenzar su siguiente tema: “Lo que estoy tratando de decir es que me están haciendo sentir que soy lo más”.
Tres veces a lo largo de la noche, Taylor se detuvo de cantar para observar al público. Las demostraciones de afecto fueron constantes a lo largo de todo el show, y la cantante no dejó de emocionarse. Desde su primera canción “Miss Americana & the Hearthbreak Prince” de su esperada gira hasta un recuento por su extensa carrera, por la que pasó por todas las vicisitudes y contratiempos. Quizás esa resiliencia es la que le permite conmoverse tras los aplausos de sus fanáticas, que la siguen a sol y a sombra.
En uno de sus múltiples cambios de vestuario y ya con un vestido largo color maíz, Taylor se sentó al piano dispuesta a tocar otro de sus temas pero volvió a suceder. Los gritos eran tantos y tan fuertes, que la cantante comenzó a reírse sin poder creer lo que veía y escuchaba. Entonces, decidió sacarse los audífonos y entregarse a la experiencia. Eran tantos los gritos que sus exclamaciones se repitieron, como sucedió en la primera ocasión, la cantante se tomó la cabeza, puso su mano sobre su pecho, abrió la boca y buscó la mirada cómplice de sus músicos y bailarines para que compartan con ella ese momento.