El 30 de octubre de 1983, el radical Raúl Alfonsín se impuso en las elecciones presidenciales con el 51,75 por ciento de los votos sobre el justicialista Italo Luder, quien obtuvo el 40,16. Se cerraba así no sólo la etapa de la dictadura más cruenta de la historia argentina, sino el largo ciclo de golpes de Estado que comenzó en 1930 con el derrocamiento de Hipólito Yrigoyen.
En octubre de ese año, en la Avenida 9 de Julio frente al Obelisco, Raúl Alfonsín da su discurso de cierre de campaña. Sus palabras son recordadas como las más conmovedoras de esos días, con las que millones de argentinos se emocionaron hasta las lágrimas y festejaron la caída de la dictadura militar.